Queremos que esta fecha sea una excusa para hablar del amor con este santo que hemos vuelto parte de la isla: San Valentín Abrazador.
¿De dónde viene la historia de San Valentín?
Uno de los tantos San Valentines, existió en de Roma fue un sacerdote en el año 268 DC, que fue condenado a muerte por el Imperio Romano ya que celebraba matrimonios católicos así estuvieran prohibidos. Los hacía a escondidas en las cárceles, marmotas.. Celebrar el amor a pesar de todo le costó literalmente su cabeza. Murió decapitado justo por esto. Nosotros queremos dar nuestra propia versión de San Valentín Abrazador…
El origen de esta celebración es bastante dramático, así como culturalmente vemos el acto de enamorarse. En latinoamérica, las telenovelas han sido nuestro ejemplo de educación emocional y las películas de Disney nuestro referente de amor sacrificado, y complejo, peleando con madrastras y castillos.
Sabemos que no necesariamente tiene que ser así. Dependiendo del modelo mental que tengamos, podemos cambiar la visión de aquello que a veces es doloroso, complejo, enmarañado, difícil de entender o hasta nombrar, al mismo tiempo es sublime, alegre, apasionado, inspirador y nos llena de fuerza y confianza.
Nuestra propia versión de San Valentín Abrazador
Si al San Valentín del año 268 le mostramos la isla, vería las cosas de manera distinta.
Cupido no tendría que ser ciego y aceptarlo todo, sacrificar a sus amigos o su jugada de play o de cartas, por su novia o sus hijos. Y aunque solo tenga un corazón y no tenga orejas, escucha los mensajes que advierten que se está pasando de la raya, ten cuidado, o el tan odiado, no me cae bien o no me gusta para ti.
El San Valentín Abrazador, podría al menos, dudar. Seguir amorosamente el movimiento incómodo del corazón que avisa que algo raro está pasando. Escucharlo ante la primera muestra o signo de violencia. Amar con límites en el sentido de conservar su centro, no perderse en el otro o ampliar el concepto. Y no amar sólo a la familia o los amigos. sino también expandirlo a los desconocidos, a la naturaleza, a las actividades que ama y a lo que cree.
Si celebráramos más el amor sano que el amor sacrificado, pasarían cosas en el mundo más divertidas. Tendríamos más tiempo para bailar que para llorar, tendríamos más energía para crear, que para sanar. Si el amor pudiera equilibrarse en mitades en una relación, simplemente podríamos pensar también en alimentarnos mejor, en dar a nuestro cuerpo hábitos más sabrosos y saludables como dormir bien o caminar.
Queremos cambiar la percepción de San Valentín donde el amor se expande y no es necesario perder la cabeza o quedarse ciego para poder amar. Por eso, Abrazador, con toda la fuerza de su corazón, es un gran símbolo para amar bien y sano. Para abrir el corazón a un amor grande que sepa poner límites. Por eso nuestro Abrazador es una excusa para tener el recuerdo de ese otro que puede estar lejos, que puede ser uno mismo con la fuerza de ese abrazo a uno mismo.