El amor es nuestro punto de partida y su ausencia, la raíz de muchos problemas de salud mental. En este caso, queremos hablar sobre qué hacen las carencias afectivas en el cerebro, desde los primeros años de vida hacia la adultez.
La producción de las hormonas asociadas al bienestar se estimula en el cerebro desde la primera infancia, estas son conocidas como: dopamina, serotonina, oxitocina y algunas más. Recibir afecto por medio del abrazo, las caricias, la validación emocional, el acompañamiento de los primeros cuidadores y el contacto físico seguro, durante la niñez y hacia lo largo de la vida, ayuda a la inteligencia emocional. Aporta una característica fundamental de la comunicación afectiva en las relaciones y vínculos que formamos a lo largo de la vida.
La oxitocina es una hormona que se activa a través del contacto físico. Para la autora del libro La terapia del abrazo, Kathleen Keating, las caricias y el tacto contribuyen no solo a hacernos sentir bien, también favorecen el desarrollo de la inteligencia, ayudan a superar los miedos y previenen el envejecimiento prematuro.
En gran medida, la investigación contemporánea sugiere que un sistema de genes asociados a la oxitocina está vinculado con desórdenes sociales, un ejemplo de esto lo encontramos en estudios que demuestran en los psicópatas, bajas de oxitocina y serotonina, las hormonas asociadas al afecto desde los primeros años de vida. Asimismo, los estudios demuestran que diferentes anormalidades en la conducta social aparecen en muchas enfermedades cerebrales, como autismo, esquizofrenia, depresión, desorden de ansiedad social, etc.
Las carencias afectivas en el primer y segundo año de vida pueden producir:
-Problemas severos del sueño
-Retraso cognitivo
-Indiferencia afectiva
-Ensimismamiento
-Escasez de vocalización
-Daños en el desarrollo de la personalidad
Asociado a todos estos problemas, la desatención a la niñez genera altos niveles de frustración en situaciones futuras, tanto en entornos educativos e institucionales como domésticos, llevando a la depresión, el suicidio y un sinfín de problemas de salud mental. Cerca de un millón de personas se quitan la vida en el mundo anualmente. A nivel mundial, la tasa más alta es para los hombres, aunque las mujeres tienden más a intentarlo (para llamar la atención ante la presión o grandes responsabilidades afectivas).
La capacidad de transmitir información en el cerebro depende de la cantidad y la calidad de estimulación y está radicalmente disminuido por el aislamiento social o las carencias afectivas. El aislamiento social y la carencia afectiva a temprana edad disminuyen la capacidad de transmitir información de las neuronas, la memoria y el aprendizaje.
Conociendo lo qué hacen las carencias afectivas en el cerebro, en la Isla creemos que el afecto transmitido a través del abrazo funciona como una herramienta para mitigar el dolor, la depresión y la ansiedad, además de aumentar el deseo de vivir. Y lo hemos comprobado no solo con las teorías que sugieren los estudios, sino también con las experiencias que los Abrazadores nos han permitido vivir. Por eso continuamos conectando corazones a través del poder del afecto manifestado en un abrazo de un muñeco con los brazos largos, que te ayuda a recordar tu amor propio, tu fuerza interior y la compañía de todas las personas que tienes guardadas en el corazón.